Concejala de Copiapó, Rosa Ahumada. |
A partir del 6 de diciembre del 2012 una nueva integrante comenzó a ser parte del nuevo concejo municipal que fue elegido democráticamente el 28 de octubre del 2012. Se trata de una “copiapina” en todo el sentido de la palabra; nacida, criada, con arraigo y sentido de pertenencia con Atacama y, lo que quizás es más importante, con el ímpetu de intentar aportar desde el nuevo cargo con los cambios que necesita Copiapó.
El vivir por décadas en la capital de la región claramente la ha condicionado a ser una gran conocedora de la realidad más genuina de las problemáticas, necesidades y anhelos de los habitantes de esta ciudad, aspecto que en definitiva la hace converger a una instancia desde la cual buscara aportar.
Rosa Ahumada ha sido militante comunista desde muy niña. Su padre fue presidente del sindicato de suplementeros de Atacama por varios años y quien le inculcó a ella y a sus siete hermanos la participación en la vida política con la mirada de ese partido.
Fue generalmente en las comidas familiares y en las conversaciones que ahí se generaban, el lugar en que Rosa dice haber recibido los primeros susurros doctrinarios que la unirían al PC.
Pero de esos años los recuerdos más presentes en su retina apuntan a cómo un Copiapó mucho más pueblerino y romántico tenia ventajas sobre el de hoy. "De esos años, antes del golpe, recuerdo una ciudad más feliz, donde primaba una comunidad más colectiva y no este mundo tan individualizado. Las casas no eran tan encerradas, no había protecciones ni en ventanas ni puertas. Generalmente en las poblaciones las casas tenían las puertas abiertas. Mientras los padres, observaban desde las puertas como jugaban sus hijos, las mamás participaban en los centros de madres donde hacían manualidades".
Una sonrisa es el prólogo para acordarse de algunas situaciones vividas previas al golpe militar. Con un padre suplementero y un quiosco ubicado en el punto neurálgico de las calles Atacama con Maipú, Rosa dice haber tenido un lugar privilegiado para ver los cacerolazos, enfrentamientos y piedrazos que reflejaban la polarización vivida. “A esa edad ya entendía la diferencia de la izquierda con la derecha” indica.
Después del golpe de Estado muchas cosas cambiaron en su vida. Sus hermanos se diseminaron en búsqueda de protección; “se debía esconder a compañeros”; ayudar a enterrar libros y fotografías; y participar con sus nóveles 7 años en el quirúrgico proceso de ayudar a encubrir a opositores al régimen que corrían peligro.
Al igual que muchos, que en ese entonces estaban imbuidos en el activismo político, esa fecha constituyó un punto de inflexión. Sin embargo, esa realidad diametralmente diferente no amilanó su voluntad: en pleno gobierno militar y con 14 años, Rosa Ahumada fue elegida Presidenta del sindicato de suplementeros motivada, según indica, por “las injusticias y ver que la gente no tenía a nadie que la defendiera empecé a sacar la voz por los que no tenían voz”.
Su niñez y juventud desplegada en el mundo social la hizo conocedora de la gente, pero también de su entorno. Recuerda así la significancia del río Copiapó para los atacameños que tuvieron el placer de vivir su apogeo. “El río Copiapo era la playa de los pobres. Todo el verano se bajaba con la canastita, la sandía; era espectacular, la gente que se bañaba ahí en toda se anchura, era muy verde, después se dio el boom de la agricultura empezó a reducirse y, al crecer la ciudad por la llegada de la gente de la cuarta región, nos cambió la idiosincrasia”.
Pero sus contactos también estaban en el círculo político-intelectual que la unía a la “Jota”, una posibilidad que además de entregarle sustento teórico a sus ideales, le permitió viajar a la Ex Unión Soviética cuando su partido en un “experimento” envió por Argentina de manera clandestina a 20 hijos de obreros para educarlos en el país asiático.
Su familia sólo tuvo como información que se iba a estudiar a un país extranjero. Durante un año – comenta - fue una “linda” experiencia. “Te obligaban a conocer el socialismo, a estudiar, pero también a recrearte. Era una educación muy rigurosa, dando exámenes de forma oral de economía, filosofía e historia internacional”.
Una enfermedad la obligó a regresar, y con eso pudo devolver la tranquilidad a su madre y a toda una familia que durante el largo periplo no tuvieron mayores informaciones de Rosa. Una vez en el país, volvió a la estructura interna de la “Jota”, con el tiempo pasó a trabajar en parronales donde fue Presidenta del Sindicato de temporeros y luego de inicia su experiencia como dirigente vecinal.
A finales de la década de los 80’ y con una vida vinculada al mundo social, Rosa con 22 años, embarazada, ya casada y con muchas convicciones de derrotar al régimen, participó en el proceso de regreso a la democracia, específicamente en la conformación de los Comités de Base del NO. Fue una experiencia dinámica y demandante, más aún que esperaba a su primer hijo, el cual finalmente falleció a los 4 días de nacido debido a una infección.
El “No” venció y las expectativas de libertad tenían la posibilidad de ser concretadas. No obstante, para esta dirigenta social “no se recuperó la democracia porque la Concertación y la derecha sólo co-gobernaron”.
Como mujer conocedora de la calle y especialmente de su población, la Pedro León Gallo, el lugar donde creció y vive hasta hoy, Rosa con actitud de indiferencia, indica no estar de acuerdo en que las grandes inversiones mineras lleguen a la zona, pero sí “que los yacimientos fueran trabajados por los pequeños mineros y que la riqueza quede para Copiapó y para la gente de Copiapó”.
En la misma idea, la actual concejala cuestiona la situación económica “porque no mejora”. Agrega que “hoy vas a una población tiene tremendo televisor y cable, pero si los miras son pobres. Uno de los grandes temas es la depresión de las mujeres que he podido constatar en el consejo desarrollo del Cesfam Pedro León Gallo. Si vas a los consultorios lo que más se atiende es la salud mental, pues las mujeres al tratar de estirar los recursos se estresan. La calidad de vida no nos ha mejorado”, sentencia.
Además, su mirada también guarda escepticismo frente al renombrado “desarrollo” que está llegando a la comuna. “En infraestructura se ha crecido, hay casas de segundo piso, no hay autoconstrucción, pero sólo en eso se crece. Antes teníamos río y ahora no. No hay áreas de esparcimiento ni áreas de recreación. Era más fácil cuando éramos como pueblo”.
Pese a que su lectura del escenario actual puede resultar drástica, un aspecto del atacameño es rescatado en su relato. “El copiapino es de piel. Si me haces un seguimiento en la calle me demoro mucho porque abrazo a todo el mundo”, valora Rosa.
El destino al concejo edilicio y sus primeros meses en el cargo
El destino, la coincidencia, las solicitudes y las ganas convergieron, según comenta, para que durante el período en que preparaba la campaña a diputado, de Lautaro Carmona, se le diera la posibilidad de presidir la Unión Comunal de Juntas de Vecinos.
“Llegué con la chaqueta de Carmona y planteé que era militante comunista y que era presa política y quería que la Unión Comunal se convirtieran en gobiernos territoriales y tuvieran participación activa en la política. Quería mayor participación ciudadana, pero participación real”. Con esos argumentos, inéditos para los dirigentes que la antecedían, fue elegida.
Tras 3 años en el cargo, no se dio por aludida cuando en conversaciones con dirigentes del PC se sacaban cálculos políticos para elegir un concejal. Finalmente, el partido la eligió para que ella los representara, decisión a la cual obedeció y que se vio reforzada por actitudes “déspotas” que en su opinión tuvieron algunos concejales cuando ella, en su calidad de dirigente, había planteado aprobaciones de dineros al concejo.
El 28 de octubre la candidata se transformó en concejala. Años de seguir los consejos como invitada y representante del mundo vecinal cambiaron a protagonizarlos y ser una de los miembros más inquisidores en términos de conseguir transparencia de la entidad.
En ese nuevo rol y con una mirada más empoderada de los temas y las situaciones que se viven dentro del municipio, la actual concejala define su opinión respecto a la gestión en diferentes temáticas claves de la comuna.
Respecto a la crónica problemática hídrica que vive la región y la comuna, la actual concejala dice que “como municipio no hay política sobre la sequía. El alcalde no tiene protagonismo en cuanto a solucionar el problema, sino que al revés, a pesar que existe un departamento de medio ambiente. En el tema hídrico no veo hasta ahora, que los concejales antiguos hayan tenido un papel relevante en la escases hídrica que tenemos”. En el mismo punto Rosa Ahumada desliza su inquietud por la forma en que será financiada la planta desalinizadora que construirá Aguas Chañar y cómo los usuarios podrían “ver incrementado el precio en un 300%”.
Otro de los puntos sobre los cuales Rosa Ahumada ve inacción y pasividad de la gestión alcaldicia es en el área de la salud. “Tratamos el tema de la salud en el hospital y la municipalidad de Copiapó no tiene ninguna opinión respecto a la crisis; el municipio dice como que no es problema de ellos”.
Sí valora que el ámbito de la salud municipal sea más ordenado en términos financieros que otros, y reconoce que la falta de especialistas habla más de un problema generalizado, que una realidad que afecte sólo a Copiapó.
La compleja situación que afecta al departamento de educación municipal tampoco queda fuera de su análisis. “La situación del Daem es insostenible. Las municipalidades económicamente no están preparadas para tener en sus manos la educación pública. Siento que en educación se paga el cuoteo político. Se contrata a todas las personas con quienes hicieron compromiso. Voy a pedir la cantidad de gente que trabaja en el Daem en el otro concejo”.
Finalmente, esta dirigenta social termina con una sentencia que enmarca su deseo para la comuna en las próximas décadas. “Que mejore la calidad de vida para las personas. Mejor educación, mejor salud, mejores sueldos, sin asistencialismo que mantiene a la gente en la pobreza y la ignorancia; además que el progreso que se llenan la boca las autoridades sea equilibrado. Y lo más importante es que la gente despierte y exija sus derechos”.
Fuente: Revista Atacama Viva
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