Annadís Rudolfsdottir aún recuerda el día que cambió la vida de generaciones de mujeres en Islandia.
"Sentí que, con 11 años, me convertí en feminista".
El 24 de octubre de 1975, declarado Año de la Mujer por Naciones Unidas,
organizaciones de mujeres en el país nórdico se tomaron "el día libre"
para llamar la atención sobre sus bajos salarios y la falta de
reconocimiento a su rol en la sociedad.
"Ni mi madre, ni las amigas de mi madre, ni las empleadas en
las tiendas, ni las maestras" trabajaron, cocinaron o cuidaron
a sus hijos aquel día, recordó a BBC Mundo Rudolfsdottir,
que quedó sola en casa con su hermana menor.
Nada menos que el 90% de las mujeres del país se sumó
a la protesta y se congregó en actos públicos.
Las empresas no tuvieron más remedio que recibir el
influjo de niños que acompañaban a sus padres y muchas
escuelas, fábricas y tiendas cerraron.
"Fue un llamado a la acción. Muchos sienten que la solidaridad
mostrada ese día abrió el camino para la elección, cinco años
después, de Vigdis Finnbogadottir, la primera presidenta
electa democráticamente en el mundo", señaló Rudolfsdottir,
actualmente coordinadora del programa sobre estudios de
género en la Universidad de la ONU en la capital islandesa, Reikiavik.
La protesta de 1975, seguida de acciones similares en 2005 y
2010, muestra la lucha detrás de los cambios que hoy explican
por qué Islandia es, por quinto año consecutivo, el país
número 1 en equidad de género, según el ránking anual del
Foro Económico Mundial.
¿Cuál es el secreto de esta nación de poco más de 300.000
habitantes y qué puede aprender América Latina?
La clave de las guarderías
Algunos analistas han buscado las raíces de la mayor equidad
de género en factores culturales. "Las sagas suelen tener
personajes femeninos muy fuertes, o a veces se menciona
que los hombres estaban ausentes porque trabajaban en el
mar", dice Rudolfsdottir.
Pero la académica asegura que para hallar las causas de la
menor disparidad de género en Islandia es necesario mirar
a las acciones del movimiento de mujeres, marcado por
la huelga de 1975.
"En esencia, este movimiento luchó muy duramente para
crear en la sociedad las estructuras necesarias para que
las mujeres pudieran participar en la política y en el
mercado de trabajo".
El 82,6% de las mujeres islandesas en edad laboral trabajan
y constituyen el 45,5% de la fuerza laboral. Al mismo tiempo,
tienen una de las tasas de fertilidad más altas de Europa,
con 2,1 niños por mujer. ¿Cómo lo logran?
Una de las claves es acceso a servicios de cuidado infantil
a bajo costo. "Las guarderías son administradas por la
municipalidad de Reikiavik, y el precio mensual es muy bajo.
Yo tengo dos hijos, viví durante 15 años en el Reino Unido
y uno de los grandes problemas era el alto costo del cuidado
de los niños para que las madres pudieran volver a
trabajar", señala.
Tres meses para los hombres
Pero además, una de las primeras cosas que llama la atención
de las estudiantes de otros países que asisten al curso de
Rudolfsdottir es "la gran cantidad de hombres en las calles cuidando niños".
Y la explicación está en parte en otro de los cambios legales
logrados en Islandia:
la larga licencia por paternidad.
"En total la pareja tiene nueve meses de licencia luego
del nacimiento del bebé", dijo a BBC Mundo Thordur Kristinsson,
profesor universitario de estudios sociales en Reikiavik. "Tres meses
son exclusivos de la mujer, tres exclusivos del padre y otros tres
pueden dividirse como la pareja quiera".
"Esa licencia se toma con hasta 74% del salario. El padre y la
madre pueden tomar más licencia, pero con una reducción
salarial acorde", agregó.
Para Kristinsson, estas reglas también exigen un cambio de
mentalidad en la mujer, que "debe ceder en parte la toma
de decisiones sobre los niños". Sin embargo, considera que
esto tiene una ventaja adicional: "las empresas ya no pueden
ver a las mujeres como un factor de riesgo por sus licencias
por maternidad, también los hombres pueden ser vistos
como riesgo".
"Y además hay un consenso aquí en Islandia. Los jefes también
toman su licencia y si un padre no se toma sus tres meses
esto se ve en forma extraña, como una falta de responsabilidad".
Equidad total, ni en Islandia
El ránking del Foro Económico Mundial combina los puntajes
de cada país en diferentes sectores, como empoderamiento
político, logros educativos y acceso a la salud.
Islandia está en el primer puesto total fundamentalmente por
sus logros en dos áreas: educación y participación política.
El 70% de los graduados universitarios son mujeres, aunque la
proporción es mucho menor en carreras como ingeniería. En
política, las mujeres ocupan el 40% de los escaños parlamentarios
y el 50% de las posiciones ministeriales.
Pero el país nórdico ocupa el puesto 97 en acceso a la salud,
un sector en el que se ha llamado a una mayor inversión.
"Incluso el país número uno en el ránking ha cerrado solamente
en un 87% la brecha entre hombres y mujeres", dijo a BBC
Mundo Saadia Zahidi, directora del Programa de Paridad de
Género del Foro Económico Mundial y una de las autoras del ránking.
Para Annadís Rudolfsdottir aún queda mucho por hacer. "La
diferencia de salarios entre hombres y mujeres es cercana al
10% y en un sondeo reciente de 3.000 mujeres, el 24% dijo
haber sido víctima de violencia sexual alguna vez desde los 16 años".
Evitar la trampa de Japón
¿Qué pueden aprender los gobiernos de América Latina del
alto ránking de Islandia?
"América Latina es la región en que más países han logrado
cerrar la brecha en salud y educación", dijo a BBC Mundo
Zahidi. "De las mujeres en edad universitaria, el 29% logra
graduarse a nivel regional, en comparación con un 22% de hombres".
La analista del Foro Económico Mundial recordó que "los
gobiernos nórdicos reconocieron hace mucho tiempo que
no pueden ser competitivos sin aprovechar todo el talento
disponible en la sociedad".
"Las mujeres en América Latina tienen la oportunidad de
cambiar las estructuras necesarias para poder combinar trabajo
y crianza de los hijos, al igual que en los países nórdicos. De
lo contrario los países latinoamericanos se hallarán en una
situación similar al estancamiento en que se encuentra desde
hace décadas Japón, donde las mujeres van a la universidad
igual que los hombres pero no se ven en puestos de liderazgo",
indicó.
Para Annadís Rudolfsdottir, más allá del ejemplo de Islandia,
hay que mirar hacia adentro.
"Yo empezaría por preguntarles a las propias mujeres de
cada país en América Latina qué obstáculos concretos
están impidiendo su mayor participación en el mercado laboral".